martes, 28 de septiembre de 2010

Las cosas que nos enseñan otras ciudades...

¡Quiero un video así para Caracas!

Las cosas que me enamoran de esta ciudad...



La nueva Sabana Grande

Si. Estás observando el Bulevar de Sabana Grande. El mismo que alguna vez recorrimos en la infancia en época de Carnaval o en la búsqueda de algunas telas más económicas, según la creencia de nuestra mamás. El mismo que estuvo invadido por comerciantes informarles y que se degeneró en un espacio intransitable, luego de haber sido el paseo peatonal más importante de la ciudad. Aquel donde hacían vida muchos intelectuales, poetas, músicas y pare usted de contar.
Pues si. Lo que ven es la cara renovada del Bulevar de Sabana Grande, a partir de las obras que viene realizando Pdvsa La Estancia. Si se fijan, los adoquines han cambiado de color. Ya no hay tonos gris y rojos, sino un degradé de grises. Que si tienen oportunidad de ver desde arriba muestra un movimiento al mejor estilo de los mosaicos de Copacabana. El pavimiento cuenta incluso con unas baldosas guías para las personas con discapacidad visual, que le indican la dirección y le alertan sobre la existencia de servicios.

Ahora, el corredor cuenta con más espacio para el peatón porque se sustituyeron las pérgolas. A cambio se colocaron mesas y tolditos para disfrutar de un buen café. Asimismo se instalaron bancos nuevos y se incluyeron obras de arte en el paseo principal. Incluso, se colocaron materos en los postes y ahora muero por ver cuando se conviertan en enredaderas.
De verdad, es muy grato observar la trasformación que ha sufrido este espacio público, luego de haberlo visto morir en manos de la buhonería. Claro, aún falta mucho por hacer. La seguridad es un tema primordial. Es importante que el visitante se sienta seguro caminando por el bulevar. Sería bueno una mejor oferta cultural. Así como diversificar la actividad comercial. Aparte, se requiere de una mayor conciencia ciudadana de los visitantes para preservar ese espacio y exigir que se reactive. Pero vamos paso a paso. Hasta ahora, se ha avanzado mucho en Sabana Grande y la ciudad lo agradece.

Mirelis Morales Tovar
Fotos: Carlos "Caque" Armas

lunes, 20 de septiembre de 2010

Las cosas que nos enseñan otras ciudades...


Tijuana, la otra
De los buenos ejemplos hay que aprender. Y Tijuana está dando muestras de que sí es posible transformar la imagen de una urbe teñida de violencia. Leer las líneas de Oscar Medina sobre la campaña El Verdadero Cartel de Tijuana, nos reconcilia con la posibilidad de un cambio de ciudad. ¿Qué esperamos? Aprendamos de Tijuana
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Usted dice Tijuana y de inmediato saltan balas, vicios, mafias y cuanto bicho malo pueda generar la imaginación. Esa ciudad allá tan lejos, en la violenta frontera mexicana, tan al lado del “sueño americano” pero tan pesadilla en el imaginario global, carga desde hace muchos años con la peor fama posible.
Méritos ha hecho suficientes para consagrar su leyenda negra que, se podría decir, nació alrededor del ya mítico Casino Agua Caliente, inaugurado el 23 de junio de 1928 y convertido en encumbrado aliviadero de la sed de empresarios gringos de toda ralea y, especialmente, de estrellas de Hollywood aburridas de la veda de alcohol impuesta en territorio estadounidense en aquellos años secos.
Ahí estaba Tijuana. Estaban sus cantinas, sus burdeles y estaba el Casino, adonde podían llegar en vuelos desde San Diego y Los Ángeles. Y por allí pasaron a trabajar, dicen, Rita Hayworth cuando todavía era Rita Cancino, Laurey y Hardy, Buster Keaton, y se embriagaban en el póker y la ruleta gente como los hermanos Marx, Clark Gable, Johnny Weissmuller y Bing Crosby.
Y si todo comenzó de manera tan feliz y festiva, en 1938 la orden gubernamental de cerrar los casinos mexicanos fue casi como decretar la muerte de la ciudad. Pero la II Guerra Mundial vino al “rescate”: en la vecina San Diego se instaló una de las más importantes bases navales de Estados Unidos, y esos marines ansiosos de farra impulsaron la gestación de un agitado circuito de bares en Tijuana. Y luego los matrimonios y divorcios “al vapor”, la fácil circulación de pastillas y otras yerbas de los años sesenta y así, hasta el desarrollo del narcotráfico y su abominable rastro de sangre.
Una de las tantas cosas curiosas de Tijuana, además de los burros pintados como cebras que ves en la avenida Revolución y el Disney de la prostitución que es su zona de tolerancia, es que la gente se enfrasca a hablarte de las cosas más siniestras que suceden en la ciudad y se regodean en su leyenda negra. Y al final, te dicen: “Pero no escribas cosas malas de Tijuana. Los periodistas sólo escriben sobre lo negativo”.
Lo que uno no sabe de este rincón tan particular de Baja California es que también existe un Comité de Imagen de Tijuana en el que confluyen la iniciativa privada y el Estado no para negar la realidad, sino para tratar de exaltar y reforzar otros valores de la ciudad y emprender una suerte de cruzada —que ya se manifestaba de manera espontánea-, en la cual la cultura y el arte en general se convierten en la respuesta social ante la violencia.
En la práctica, esta aspiración se traduce en el apoyo al arte, en la organización y promoción de eventos culturales, en el trabajo con los niños y jóvenes; en la proyección económica de la región y en la exaltación de valores ciudadanos como las personalidades del Paseo de la Fama de Tijuana, compuesto por más de un centenar de tijuanenses destacados en diferentes actividades. Y todo pensando en grande.
Una de las más recientes campañas en este sentido es El verdadero cartel de Tijuana, un póster que también circula en forma de aviso en la prensa mexicana y que reúne fotos de los personajes que conforman el Paseo. Entre ellos, se cuentan deportistas, empresarios, profesionales de la medicina, artistas plásticos, actores, directores de orquesta, gente de las artes, de los medios, escritores, intelectuales, académicos y músicos como la muy famosa Julieta Venegas (algunos de ellos participan en el documental Imaginando a Tijuana, del realizador Isaac Artenstein).
Resulta interesante esta iniciativa como ejemplo de lo que se puede hacer, como idea a seguir para sociedades acosadas por la delincuencia y el crimen: el talento contra la barbarie, el arte contra la bala.
No es cosa de un día, tiene que ser esfuerzo constante: pero se puede, claro que sí.
Oscar Medina
Texto escrito para la revista Sala de Espera

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Las cosas que otros escriben de esta ciudad...



"El Chuky criollo"

Comparto con ustedes otro fragmento del texto de mi amiga Valentina Ruiz, porque me parece fascinante que conozcamos la historia de los personajes de la ciudad. Esos que están allí siempre y que a veces ni vemos. O que simplemente desconocemos su historia. Me encanta saber de "El Chuky Criollo", porque varias veces lo he visto circular por la ciudad y lo que despierta en mí es miedo (jeje). Por Dios, por qué anda por Caracas con esas cabezas de muñecas guindado. Aquí se enterará... Conozca a Jesús Alexis Poleo

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En las calles de la capital, su 350 abarrotado de muñecas, en trozos y enteras, se ha convertido en una celebridad o, cuando menos, en una curiosidad. Muchos lo asocian con brujería, otros con demencia y algunos más con ganas de asustar. No obstante, él alega que lo suyo es simplemente “por vacilar”. “Por Internet hasta afirman que las puse porque se me murió una hija, ¿cómo van a escribir eso? Yo lo hago porque me distrae, me río, me libera del estrés y hasta de las alcabalas porque yo paso y me gritan: ‘¡ahí va el camión de Chucky!’ o ‘el diabólico’, ‘muñequero’ o ‘cabecero’, ¿y yo? ¡Fino! Total, ya tengo 60 años y ésta es mi oportunidad de vivir más relajado”, asesta.
Descendiente de españoles, se declara creyente en Dios y sin vicios de ningún tipo, y aprovecha para repudiar los robos que le han hecho “para usar los juguetes en asuntos malos”. Hasta choques ha tenido, por huirle a quienes lo han perseguido a la caza de una mano o un tronco de plástico y aunque los hurtos se han incrementado, a su alrededor reinan, en general, la chanza y la buena vibra. “Esto me trae hasta publicidad porque yo le presto servicio, desde hace 18 años, a la empresa de hierro Muentes Otero y los clientes piden que sea yo quien les haga los traslados; es más, si hubiese sabido que esto iba a ser así, las hubiese guindado antes”, asevera a carcajadas.
Y es que todo comenzó, hace poco más de un lustro, como consecuencia de su trabajo, puesto que en ocasiones debía transportar carga pesada por caminos estrechos y como su furgón tiene dos tubos verticales en el parachoques, decidió colocarles las cabezas de unas muñecas para tener una guía más precisa de la distancia que separaba el carro de los muros o las esquinas.
La cuestión se le hizo “graciosa” y buscó más y más para volverse original, al punto de que ya tiene unas 172 y cada semana recibe donaciones: “Me las zumban atrás y yo las voy amarrando ahí mismo. Estén rotas o completas, igualito las pongo. Tú las ves negritas y es por la contaminación, aparte de que me las queman”.
Barbies, Popeye, Bart Simpson, Topo Gigio, Bebés Queridos y hasta tres acompañantes gigantes que se sientan a su lado, integran su inventario. “Como yo no llevo pasajeros, porque ni a mi esposa ni a mis hijos les gusta montarse, las coloqué a ellas y si alguien viene, las saco; tampoco es que les tengo nombres ni nada”. ¿Otra de sus reglas? No incluir peluches porque ésos los coloca en el árbol del que cuelga un centenar de monigotes, en una famosa redoma del 23 de enero cercana a su casa.

Texto: Valentina Ruiz (Revista Dominical)

Versión completa:http://dominical.ultimasnoticias.com.ve/Noticias/Actualidad/Si-me-lo-creo,-lo-soy.aspx

Audiogalería realizada por el fotógrafo Nilo Jiménez con la entrevista a Jesús Alexis Poleo: http://bit.ly/cNPZlF

jueves, 9 de septiembre de 2010

Las cosas que me molestan en esta ciudad...




No me jodas El Parque
Es triste. Pero no hay día que vaya al Parque del Este y no salga deprimida. Es tan lamentable ver el estado en que se encuentra ese espacio público, que no se puede ser indiferente. Juro que me parte el alma ver a los animales encerrados en esas jaulas sin recibir el mayor cuidado. Dígame el águila arpia. Ya ni mira a sus visitantes. Los recibe dándoles la espalda.
Veo el lago y me preguntó quién se atreve a meter a sus hijos a pedalear en esas balsas. ¡Qué riesgo debe ser caer en esas aguas! Y la verdad, no debe ser muy difícil, porque esas embarcaciones de seguro tienen años sin hacerle mantenimiento. Veo los parques y temo por las rodillas de esos niños al no haber grama que los proteja ante alguna caída.
Paso por lo que otrora era la Nao Santamaría y sólo veo andamios oxidados. ¿De qué sirvió destruir la embarcación, cerrar el paso a los trotadores por meses, restar espacio al parque? ¿Dé que sirvió? No hay monumento a Francisco de Miranda. No hay museo. No hay nada. Sólo una muestra de negligencia, de odio al pasado, de daño al espacio público y de irrespeto al ciudadano.
Lo más triste es que aún así los caraqueños acuden al Parque del Este. Y cómo no. Lo hacen porque no hay otro espacio verde como éste para llevar a los niños o para entrenar. Son 82 hectáreas, 77 de las cuales se encuentran desarrolladas y que albergan sitios naturales, muestras botánicas, animales, espacios recreativos y deportivos. ¡Y pudiera ser tan bello!
Recuperar el Parque del Este –y me dejan de cuentos que si Parque Rómulo Betancourt o Francisco Miranda- es una labor de Inparques. Una obligación. Un deber. Una responsabilidad. Una necesidad imperiosa. El usuario de parque –y que conste que son bastante- debe exigirlo. Pero también debe comprometerse a cuidarlo. A no seguir dañándolo. Es un tema de corresponsabilidad. Basta... NO ME JODAS MÁS EL PARQUE (Y perdonen la palabra).
Lee los lineamientos y normas del Parque del Este
Mirelis Morales Tovar
@mi_mo_to
Foto: Camisas InC

lunes, 6 de septiembre de 2010

Las cosas que otros inventan en esta ciudad...



Se buscan ideas para una Caracas más Bonita

La agencia Ogilvy utiliza las redes sociales para recolectar proyectos que sean viables para hacer más amable a la ciudad

Una cola -de esas que tantas paralizan a Caracas- dio origen a una idea. O mejor dicho a un tweet: “Que bonita se ve Caracas vista desde lejos. Pero no tan bonita desde cerca. Nosotros nos encargamos de malograrla”. El comentario provenía del usuario @bobbycoimbra, presidente y director creativo de la agencia Ogilby. Aquel pensamiento expresado en menos de 140 caracteres generó una lluvia de tweet por parte de sus más de 1.800 seguidores. Y ante esa reacción, el publicista decidió que había que hacer algo.
“Me llamó mucho la atención la preocupación que expresó la gente a raíz de un tweet. Y de allí me vino la idea del proyecto Caracas más Bonita”, comentó Coimbra, quien con más de 20 años en el país, siente a Caracas tan suya como Sao Paulo (Brasil). “Lo que queremos con este concurso es motivar al ciudadano a que se interesen por la ciudad. Buscamos fomentar propuestas, sugerencias para ayudar a Caracas a ser más habitable, más simpática, más amable. Deseamos colocar en la cabeza de los caraqueños que tenemos la obligación de participar para luego poder reclamar”.
Aclara que no se trata de un proyecto político, como cualquiera podría pensar en estos tiempos de efervescencia electoral. Tampoco de una campaña publicitaria, aun cuando cueste no hacer la asociación. ¿Qué es, entonces? La iniciativa Caracas más Bonita –en palabras de Coimbra- no es más que una actividad ciudadana que servirá para captar ideas viables en pro de la ciudad, las cuales serán apoyadas por los clientes de la agencia para que no queden en papel.
Las redes sociales funcionarán, en este caso, como un banco de ideas. Así, el usuario @CCSmasBonita servirá para recibir el feedback de cualquier persona interesada en aportar algo a la ciudad. Y la página web http://www.caracasmasbonita.com/ recogerá los proyectos que requieren una explicación mayor de 140 caracteres. “Las redes sociales son la forma más democrática y transparente de participar”, afirmó Guillermo Amador, representante de la empresa DosPuntoUno, que está a cargo del manejo de la interactividad. “Aparte, será una herramienta para captar, organizar y darle puntaje a aquella que más gusten”, agregó Inti Acevedo, otro de los socios de la firma.
A un mes de haberse creado el usuario @CCSmasBonita ya cuenta con más de 530 seguidores. Y aunque la receptividad ha sido positiva, aún esperan por proyectos más concretos. “Hemos recibido muchas ideas buenas, pero pocas estructuradas”, comentó Luis Manuel González, director creativo de Ogilby. “Por eso, invitamos a las personas que compartan cualquier cosa que se pueda poner en práctica. Entre todos, podemos darle estructura de proyecto. Eso es lo bueno de hacerlo a través de las redes sociales. En la etapa final, un jurado multidisciplinario será quien seleccione los mejores proyectos y nosotros como agencia buscaremos quien los patrocine”, acotó.
El concurso no tiene fecha límite. Hasta ahora, Caracas Más Bonita es una “tormenta de ideas”. O lo que los publicistas llaman brainstormin. Más adelante, irán informando a sus seguidores de las redes sociales sobre el desarrollo del proyecto y el estatus de las ideas. “Caracas Más Bonita tiene que ser algo permanente, porque los problemas de la ciudad los sufrimos todo el año”, indicó Amador.
Está claro que las propuestas no solucionarán el tema de la inseguridad, el tráfico, la basura, la mala gestión administrativa o la deficiencia de los servicios públicos. De eso están concientes sus promotores. Pero ellos creen fervientemente que el cambio de conducta de los ciudadanos puede ayudar a disipar aquello que empaña las virtudes de la urbe.
“No haremos de Caracas una ciudad menos violenta. Pero si podemos promover actividades más seguras o campañas en pro del respeto a los policías o del cumplimiento de las normas de tránsito, a fin de disminuir la violencia. Hay que dejar ese síndrome de la negatividad. De ser antipático y malagradecido. Para exigir hay que involucrarse”, aseguró Coimbra
Mirelis Morales Tovar
Texto escrito para el Diario El Nacional
Publicado el domingo 5 de septiembre de 2010

jueves, 2 de septiembre de 2010

Las cosas que otros escriben de esta ciudad...



El hombre del Hula Hula
Quise compartir con ustedes este texto de mi amiga Valentina Ruiz, porque me parece fascinante que conozcamos la historia de los personajes de la ciudad. Esos que están allí siempre y que a veces ni vemos. Me encanta saber del hombre del Hula Hula, porque por más de cuatro años lo vi y nunca supe por qué se dedicaba a jugar con ese aro. Lo hace con tanto esmero y dedicación que es digno de admirar. Aquellos que no lo han visto, los invito a pasar una tarde por la Plaza La Candelaria. Allí estará para ustedes José Bestilleiro.
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De La Coruña se vino hace 50 años y su acento se mantiene intacto. Aquí conoció a su paisana, Rosa Araujo, de quien le quedó el placer por la ropa bien planchada. Hace siete años, ella se despidió y, “para olvidar”, él arrancó a “brincar la cuerda y el hula” en la plaza La Candelaria, también porque en esa época y por motivos de salud debió abandonar la bomba donde era surtidor de gasolina.
Desde entonces baja cada tarde de su apartamento, ubicado a un par de cuadras de su centro de operaciones, y desde las 4:00 p.m. hasta las 7:00 p.m. se dedica a divertir a los demás. Sus primeros pasos los dio saltando la soga de arriba para abajo en las escaleras de la glorieta, sin embargo, las travesuras de algunos niños lo hicieron cambiar de lugar: “Me quitaban mis cosas, por eso me mudé para este murito en la isla, diagonal a la esquina de Canalito”, especifica, haciendo énfasis en el hecho de que está sobre un redondel de concreto.
“Me ven más y los muchachos no me molestan, es muy bonito porque a la gente le agrada observar, en la mitad de la avenida, a un anciano de 76 años que juega chévere. Últimamente me quedé sólo con el aro y le doy con el pie, con el brazo, con la rodilla, con el cuello”, apunta.
Y no miente. Apenas el semáforo se fija en verde, el señor se encarama su circunferencia, abre las piernas y los brazos para apoyar con fuerza y le da vueltas, por ejemplo, con el codo. Antes de que llegue la luz roja, deja que la rueda siga girando por sí sola y cuando los peatones se acercan, se la saca, la aguanta a un ladito del cuerpo y, después de un minuto, vuelve a empezar.
Su función es, según sus propias palabras, hacer la cola más ligera y amena, a la par que contribuye con el pesado tráfico de la urbe. “Yo he evitado bastantes accidentes, porque a lo mejor viene una moto entre los autobuses y las personas están cruzando y yo les aviso para que no las vayan a atropellar”.
Texto: Valentina Ruiz (Revista Dominical)