Al Jardín del Museo
Es
como estar en otro lugar. O en otra ciudad, si podemos ir más lejos.
¿Tanto
así? Si. De verdad, no parece que estuvieras en Bellas Artes. Y menos en
Caracas.
No
lo digo por menospreciar nuestra ciudad. Nada de eso. Pero basta sentarse en El
Jardín del Museo de Ciencias (o lo que también se le conoce como Eje del Buen
Vivir) para trasladarte o salirte de contexto.
Esos
cafés rodeados de bambúes, que se instalaron al lado del imponente Museo de
Ciencias, se han convertido en un regalo para esta ciudad. ¿Por qué? Bueno,
porque de alguna manera están ayudando a integrar a los museos en nuestra
actividad nocturna. Y ese simple hecho me parece genial.
He
ido en varias oportunidades. La primera vez que fui eran las 8 de la noche. Si,
las 8. Y me llevé la sorpresa de encontrarme a Goyo Reyna dando un concierto
íntimo. Casi muero. Éramos como 15 personas. Y cantó un poco más de una hora
sólo para nosotros. Eso, en medio de un ambiente que me enamoró: el museo,
los bambúes, las esculturas, la noche…
Por
supuesto que quedé tan pegada, que averigüé la programación y me lancé el
sábado siguiente a escuchar a Biella Da Costa. Lo mismo. Un concierto íntimo.
Pero ésta vez acompañé mi velada con una caipiriña para entrar en ambiente. Y
así, sentada en el piso de lo más informal, disfruté de mi concierto.
Esta
semana, a propósito de la Feria Internacional del Libro, ofrecerán
presentaciones todas las noches a partir de las 8pm. Así que los invito a que se
acerquen a descubrir este Jardín. ¿Qué si es seguro? Al menos, da la impresión. Hay personal de seguridad por las instalaciones y si estacionas en el Teresa Carreño, se encuentra un
acceso directo sin tener que salir a la calle.
Tienen
opciones para comer y beber con precios bien solidarios. Así que, por ese lado, también vale la pena darse una vuelta. Y entonces qué... ¿nos vemos en El Jardín?
Mirelis Morales Tovar
@mi_mo_to
Foto: El Universal.com
P.D. A través de la cuenta @tuzonacaracas, pueden revisar la programación musical con la etiqueta #Filven2012.
Gracias! estuve por allí el viernes. El cuento en mi humilde blog...
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