jueves, 25 de febrero de 2010

Las cosas que otros ven de esta ciudad...

Quería compartir con ustedes este trabajo maravilloso de Diego Di Marcantonio...
Disfrútenlo...

Epilogo 2009 from Diego Di Marcantonio on Vimeo.

sábado, 20 de febrero de 2010

Las cosas que añoro de esta ciudad...






Que te vaya bien...
Al compadre Armando, porque te fuiste a alegrarle la vida a Dios.
A mi coleguin Leo, porque te fuiste a cumplir tu sueño de tomar mate frente al rio de la Plata

Otra amiga se va. Y con ella, me toca borrar otro número de teléfono de mi agenda y guardar un correo electrónico, como único medio para mantener viva una amistad.
Creo que ya perdí la cuenta del número de despedidas. Han sido tantas, que ya sé lo que tengo que decir en esos casos. "Es lo mejor que puedes hacer", les digo siempre. "Este país se fue a la mierda. Así que no tienes nada que perder. Vive la experiencia al máximo. Escríbeme y ojala vengas pronto de visita". Y de verdad, lo digo de corazón. Pero cómo me duele en el alma...
Aunque ahora el Facebook te acerca y el bb te permite hasta escuchar su voz, no es lo mismo. Extraño abrazar a mi hermana y verla lidiar con su cabello. Extraño ir a Mc café con Marly y pasar horas hablando junto a Catherine. Extraño a mi amiga Karenina y nuestras chacharas de medianoche que no dejaban dormir a Vladimir.
Añoro reirme de los refranes populares de Briamel. Añoro las conversas interesantes con mi partner Javier, su fanatismo por el Caracas o el Barca y los espléndidos viajes de Javi Tours. Añoro las aventuras a Puerto Cabello y las rascas con Leche e Burra que nos regaló Ale Cube. Ni hablar de mi amiga Mabel.
Lamento no haber estado el día que nació el bebé de mi amiga Gaby, para darle la bendición. Tampoco estuve cuando nació la pequeña de Danny ni estaré cuando llegue al mundo la negrita canadiense de Marie.
Cuanta falta me hacen las ocurrencias de mi tío Moncho y lo bien que la pasabamos en su casa de Cagua los 31 en familia. O que tristeza me dio la partida de mi prima hermana Ileana, justo cuando apenas comenzaba a conocerla.
Y puedo seguir, pues la lista es larga... Mi amiga Aura Marina, a quien lamento no haber acompañado cuando más lo necesitaba. Mi amiga Meche, mi compi Vanesa Pérez, mi ami Angie, mi pana Carlos C y su esposa Julie, la loca de Katiuska L, mi amigo de llanto y despecho Luis Miguel, mi querido amigo Luben y mi doc Patty, a quien extraño con locura.
¿Qué me consuela? Pues saber que están bien, que viven las bondades del primer mundo, que están seguros y que allá probablemente nada malo les pasará. Pero cómo duele su ausencia.
¿Y bueno, qué se le va a hacer? Pues nada... Desear que les vaya bien. Y que me esperen, que algún día yo también me iré...
Mirelis Morales Tovar



viernes, 19 de febrero de 2010

Las cosas que reflexiono en esta ciudad...




¿Pa' santo yo?
Siento que soy una mala conducta. La oveja negra, pues. Esa que CASTIGAN por todo. Que le quitan la tele, si no hizo la tarea. Que la dejan sin cenar, porque respondió mal. Que no la dejan ir a la fiesta, porque raspó una materia. Así. Una niña mala. Mala, mala, de verdad.
Póngase a ver. No puedo bañarme más de la cuenta porque me castigan. No puedo dormir con el ventilador encendido, porque la gracia me sale caro. No puedo viajar sin permiso, porque si lo hago Papá Cadivi me negara los dólares. No puedo salir después de las 10 de la noche, porque de las 12 en adelante no habrá nadie que vele por mí.
No puedo hablar más de la cuenta porque buscarán la manera de censurarme. No puedo criticar a mis oponentes abiertamente, porque me insultan. No puedo comprar lo que quiera, porque o escasea o lo subieron. Literalmente, no puedo hacer NADA. Y si lo hago, me debo atener a las consecuencias /&%$#)"!
¿Entonces, qué? ¿soy o no una mala conducta? Claro que sí. Pero no me sentiría mal si supiera que no soy la única que le dieron una citación por derrochadora de energía o de agua, sino que detrás de mí estuviese también castigado el inepto que no previo esta crisis eléctrica, el irresponsable que no ejecutó los planes preventivos, el corrupto que se gozó la plata que debía invertirse y el soberbio que no es capaz de reconocer sus errores.
Pero no. En la fila de castigados, estoy yo y un centenar de pendejos más que estamos asumiendo las culpas ajenas. No sé hasta cuándo tendremos que pagar las ineptitudes de los demás. Suficiente tengo con asumir mis errores para tener que llevar a cuestas los de los demás. Pa' Santo yo, NO. NO y NO.
Mirelis Morales Tovar
Ilustración: Rayma. Publicada en El Universal.

jueves, 11 de febrero de 2010

Las cosas que reflexiono en esta ciudad...

A mis pan@s periodistas
Mi pana @carlaangola me hizo reflexionar anoche con aquello de que “la noticia de la renuncia de Alberto Federico Ravell no nos pertenecía”. Esa afirmación abrió un debate entre los periodistas que me encantó: ¿A quién le pertenece la noticia? Al lector, al periodista, al dueño del medio… De pana, me pareció fabuloso que ella nos llevara a pensar sobre ese dilema. Y entre tantas divagaciones, me puso a rescatar las cosas maravillosas que he aprendido de algunos panas periodistas y que intento poner en práctica todos los días. Para ellos va este texto. Y ojalá también sirva a otros para reflexionar.

* Los verdaderos periodistas son los que no hacen alardes de lo que saben, sino de lo que han aprendido. (Y eso lo aprendí de mis panas Andrés Rojas Jiménez, David González y Javier Pereira).

*Los verdaderos periodistas son los que se esfuerzan tanto en estudiar su fuente, que se vuelven especialistas en el área. (Y eso lo aprendí del maestro José Suárez Nuñez y de Eugenio Martínez)

*Los verdaderos periodistas son los que entienden que son un servidor público y no una "estrellita". (Y eso lo aprendí de mi pana Hercilia Garnica).

*Los verdaderos periodistas son los que entienden que en cada párrafo debe ir una idea y en cada línea un dato. (Y eso lo aprendí de mi pana Yelitza Linares, quien lo aprendió a su vez de Tomás Eloy Martínez)

*Los verdaderos periodistas son los que conocen tanto la fuente que son capaces de adelantarse a los acontecimientos y no que les caiga de sorpresa. (Y eso lo aprendí de mi pana Telmo Almada)

*Los verdaderos periodistas son los que patean calle y no los que prefieren reportear por teléfono. (Y eso lo aprendí del maestro José Suárez Núñez)

*Los verdaderos periodistas son los que no se conforman con una fuente, sino que siempre quieren obtener las dos caras de la moneda. (Y eso lo aprendí de más de un pana por allí)

*Los verdaderos periodistas son los que se preocupan por la perfección como un gesto de respeto a sus lectores. (Y eso lo aprendí de mi pana Joseph P).

*Los verdaderos periodistas son los que trabajan con cabeza fría, como una manera de no caer en pasiones. (Y eso lo aprendí de mi pana Jessica Morales)


*Los verdaderos periodistas son aquellos profesionales incansables, que ven una noticia hasta en las cosas más cotidianas. (Y eso lo aprendí de mi pana La Churry).


Puede que algún periodista difiera de mi visión. Eso es sano. Yo sólo les digo que soy un aprendiz. Y creo que de eso también se trata esta profesión, de aprender todos los días con humildad.

Mirelis Morales Tovar

lunes, 8 de febrero de 2010

Las cosas que reflexiono en esta ciudad...



Mi país monotemático

Vivo en un país monotemático y confieso que estoy saturada de ello. Claro, cómo no estarlo si llevamos 11 años de nuestra vida hablando de ÉL. Si sacamos la cuenta eso sería algo así como 4.015 días y al menos 96.360 horas hablando de lo mismo. Por Dios!!!
Su nombre sale a relucir como tema obligatorio en cualquier reunión que uno vaya; su existencia se le maldice un día si y el otro también; se le escucha hablar en cadena hasta en las madrugadas y su imagen invade hasta los sueños. Es omnipresente!!
No hay un día que no escuche comentarios aislados en el metro, en el supermercado, en el vecindario, en el trabajo... Ya hay frases que se repiten cual letanía y que se incorporaron a nuestra conversa diaria: "Todo está carísimo", es un clásico. "Aquí ya no se puede salir", otra habitual. "Cuidado cuando salgas" "si te roban, dale todo", entre tantas.
Ya ni siquiera el Facebook sirve para aislarse, pues entre los nick catárticos, los grupos en contra de Chávez o los momentos críticos de las cadenas replicadas en el muro, la red social se volvió en una versión digital de lo que escucho a diario.
El twitter ni hablar. Cada palabra, cada acto, cada seña, cada pensamiento de ÉL está reflejado allí y retuiteado mil veces para que lo recuerdes, lo requeterecuerdes y así estés constantemente amarrado a la realidad
Sé que como periodista no puedo darme el gusto de desconectarme. ¡Pero cuánta falta hace! Hoy me encantaría estar preocupada por el calentamiento global, por la matanza de delfines, por los hermanos de Haití, por la nevada de Washington. De cualquier vaina que no sea este señor.
Estoy harta de que mi vida gire en torno a Él. Si me da los dólares, si me regula los precios, si me quita la radio, si me cierra el periódico, si me nacionaliza la electricidad, si me interviene mi banco, si me expropia el apartamento, si me controla el acceso a la información.
La vida aquí es agobiante. Pero cuán asfixiante se vuelve cuando todo te lo recuerda...Y qué frustrante se siente saber que mientras nosotros seguimos hablando de Él, la vida transcurre en otras partes del mundo... ¿O me equivoco?
Mirelis Morales Tovar
Ilustración: Rayma

sábado, 6 de febrero de 2010

Las cosas que otros reflexionan sobre esta ciudad...



“El ‘no’ nuestro de cada día”*

*Quiero compartir este maravilloso texto con ustedes, porque me parece que refleja muy bien lo que vivimos (¿o sufrimos?). Y le agrego como fondo musical la canción de Nana Cadavieco (@NanaVico), cuyo video estuvo a cargo del pana Hector Orbegoso. Perdón si sonamos pesimistas. Pero así nos sentimos.

Texto escrito por Maye Primera @mayepri

Cada día amanece otro ‘no’ en los labios de todos. Las oraciones que los contienen son cada vez más largas y definitivas. Han ido evolucionando de la brevedad inocua del “no fume” y el “no pise la grama”, a ese grado intermedio entre la sentencia y el vaticinio. “No salgas del barrio después de las seis”. “No cocines a esta hora, que no hay agua”. “No bajes los vidrios del carro cuando estás en una cola”. “No protestes en las zonas de seguridad, que te cae la Guardia Nacional”. “No tengas tus ahorros en el banco, que se vuelven sal y agua”. “No dejes conectados los aparatos, que se queman si se va la luz”. “No discutas con ese funcionario: dale lo que pide para que te haga el trámite”.

Los ‘no’, como los pecados en la tradición católica, son veniales o mortales, según la dosis de parálisis que inyectan. Pero todos se ponen cómodos, se apoltronan, se incrustan en las vidas de los venezolanos hasta, tarde o temprano, hacerlas cambiar.
“No hay luz”. Y las amas de casa venezolanas de este siglo XXI toman la previsión de salar el muchacho redondo que compraron en la carnicería, como si se tratara de la pata de un venado que recién acaba de cazar su marido, para que no se descomponga en medio de un apagón. La costumbre hasta hace unos días era guardarlo en el congelador: en el viejo, que enfría menos pero todavía sirve; o en el que compraron a toda carrera el sábado 9 de enero de 2010, el día después del “viernes rojo”, pero que no se atreven a enchufar por temor a que se funda en medio de un bajón eléctrico.
“No hay agua”. Y las casas se han convertido en acuarios sin peces. Los tobos, las ollas, los vasos, el tambor de la lavadora, la cava playera…todo recipiente capaz de contener agua, la contiene en este momento, para que los días de racionamiento no sorprendan a la familia a secas. La del vaso sirve para lavarse los dientes. La de la olla, para cocinar o lavar los platos. La del tobo, para bañarse. En ese orden, que nadie rompe.
“No hay suficientes policías”. Y la gente camina rapidito por el callejón oscuro que le lleva a la casa. Si han cobrado la quincena, extienden los billetes entre las medias y la planta de los pies: porque ya no es seguro guardar el dinero en la ropa íntima y porque el ladrón podría antojarse de robarle los zapatos, pero nunca las medias que han sudado durante todo el día.
“No hay médicos ni insumos en los hospitales públicos”. Y la salud ha sido silenciosamente privatizada por un gobierno que se jacta de socialista. Comprar lo que ya está hecho, antes de producirlo, es la fórmula que aplica para todo: parte del dinero de los hospitales va a parar a las cuentas de las empresas de seguros –fantasmas, algunas; varias de ellas, intervenidas por manejos dolosos-, que se pelean y ganan sin licitación los contratos con la administración pública.
“No hay dólares a tasa oficial”. Y a los importadores ya no les espanta pagar el dólar permuta a un precio que triplica el valor oficial. Los venezolanos de las clases más humildes dicen: “A mí qué me importa el precio del dólar, si yo no viajo, ¡ni pasaporte tengo!”, y también pagan el triple por la leche, la ropa, la carne y los granos importados.
“No hay futuro para mis hijos”. Y las familias más jóvenes compran billetes de avión sin regreso, para salir a toda carrera del país.
En Venezuela, un ‘no’ potencia su condición de eterno cuando viene acompañado de la palabra “provisional”. Los puentes de guerra que una vez fueron colocados provisionalmente en varias avenidas de Caracas y en otras tantas carreteras del país, oxidados ahora, después de más de 30 años de tránsito, son el retrato vivo del significado local de esa palabra. Por eso, un frío recorre el cuerpo de los venezolanos cada vez que escuchan frases parecidas a “el racionamiento será provisional”, “el nuevo horario de los centros comerciales será provisional”, “estamos tomando medidas provisionales de emergencia”, “el control de cambio será provisional”, “esta crisis será provisional”. Es un frío momentáneo, que con la llegada de un nuevo ‘no’ al día siguiente se entibia. Es la garantía de que aunque cada vez se restrinja más todo, ‘no’ pase nunca nada.

lunes, 1 de febrero de 2010

Las cosas que me hace reflexionar esta ciudad...


Oposición = Chavismo (¿o peor?)

Calma, con esta afirmación no quiero insultar a nadie, sino hacer un comentario en voz alta que me tiene un poco preocupada. He notado, sobre todo en estos días tan convulsionados, que nos estamos comportando –y en esta acusación me incluyo- igual o peor que los chavistas (sin caer en lo peyorativo). Así es, de un tiempo para acá hablamos el mismo LENGUAJE DE ODIO, nos referimos al otro con DESPRECIO, auguramos que les ocurra una DESGRACIA, nos alegramos con sus TRAGEDIAS y ante cualquier cosa que ocurra siempre tenemos un CULPABLE: el Gobierno.

Sé que estamos saturados, obstinados, cansados, agobiados y cualquier otro adjetivo que termine en “ados”. Pero cómo podemos restablecer LA HERMANDAD, LA UNIDAD y LA PAZ si seguimos refiriéndonos al otro como “maldito chavista de mier ·&(%·”$!” , “ese marginal muerto de hambre”, “ese desgraciado hijo de pu&$%·”, entre otros adjetivos que no puedo decir en presencia de mi mamá.

Lo mismo pasó con la incursión de los chavistas (de nuevo, sin caer en lo peyorativo) a Twitter. Entiendo que no está bien que usurpen identidades o que tergiversen las palabras al momento de “retuitear”. Pero no estoy de acuerdo con la cacería de brujas que se quería instaurar para que la gente bloqueara a sus contactos oficialistas y liberar así a la red social de “la escoria humana”. Por Dios, pero si la DEMOCRACIA promueve precisamente el debate, la confrontación de ideas, el consenso, la aceptación de las diferencias. ¿O me equivoco?

En fin, lo que pienso y lo que me preocupa es que nuestras acciones –y omisiones- NO están promoviendo ni la IGUALDAD ni la TOLERANCIA ni la INCLUSIÓN ni el DIÁLOGO ni el TACTO SOCIAL. Siento que nos hemos contagiado de mismo RESENTIMIENTO, del ODIO, de la RABIA, de la INTOLERANCIA, de la EXCLUSIÓN que dio paso al chavismo. Y frente a ese escenario no veo ninguna salida, a menos que alguno decida cambiar.


Mirelis Morales Tovar

Foto: tomada de www.urru.org