jueves, 7 de abril de 2011

Las cosas que reflexiono en otra ciudad...



Esperando la muerte...

Leo el periódico. Y siento escalofrío. “Adolescente asesinó...”, “Fallece joven estudiante...”, “Cuatro horas duró asalto masivo en centro comercial” “Robaron vehículo oficial de Pérez Vivas...”, “Mueren dos adolescentes en incendio que no controlaron por falta de agua...”, “Los malandros me mataron a mis dos únicos hijos varones”. Titulares de un mismo día, de un mismo periódico, en una misma sección.

Cuando se está inmerso en ese ambiente de violencia, no te percatas. Te haces inmune. O simplemente lo sobrellevas. Pero cuando lo miras a la distancia, no puedes evitar preguntarte cómo llegamos a eso. Cómo podemos vivir (si podemos decirlo a eso “vivir”) de esa manera. Cómo pudimos habernos acostumbrados a sentir la muerta acuesta, a llevar el miedo a flor de piel y a sucumbir a la indiferencia.

Tengo miedo de volver. De ser víctima. O de tener una víctima cercana. Y no quiero ser pájaro de mal agüero. Pero en un país donde se registra la tasa de homicidios más alta de Suramérica (48 por cada cien mil habitantes para el año 2010, según Incosec) y donde en los últimos diez años han fallecido 124.500 personas a causa de la violencia, no se puede pensar otra cosa. ¿Por qué? ¿Por qué llegamos a tener los niveles de violencia de Colombia o de México? ¿En qué fallamos? ¿Y qué se puede hacer? Demasiadas preguntas, sin respuesta. Y mientras tanto, qué... ¿seguimos acostumbrándonos a vivir con miedo? ¿O esperamos nuestro turno?...


Mirelis Morales Tovar @mi_mo_to

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