Y así conocí el Cementerio General del Sur
Tenía que sacarme la espinita. Y
me la saqué.
Estaba “picada” de que todo el mundo me contara sobre el Cementerio General del Sur y de que yo sólo lo hubiese visto de lejos, cuando tenía pautas en el Hospital Padre Machado.
“Tienes que ver el mausoleo de
Joaquín Crespo”, me decían. “Allí está la tumba de Ismaelito, el de la Corte
Malandra”. “Debes conocer el cementerio judío”. “La zona donde están los
cadáveres que nadie identifica se llama La Peste”… No vale, me dije un día,
TENGO que ir.
Pero, claro, sola ni loca. Así
que apenas supe que el personal de Fundacaracas estaba organizando rutas
patrimoniales por el camposanto y que el recorrido contaba con el resguardo de los
funcionarios de la Policía de Caracas no lo pensé dos veces… ¡¡¡¡VAMOS!!!
Y nada mejor que ir acompañadas
por las chicas de Urbanimia, maestras en lo que ha rutas por Caracas se
refiere, y con Inés Espinal, madre del proyecto Hatillarte con una gran
sensibilidad artística. El equipo perfecto, pues.
A este tipo de experiencias,
siempre voy sin mayores expectativas. Dispuesta a que me sorprenda. En este
caso, sabía que me toparía con un espacio muy deteriorado. Pero estaba
convencida de que encontraría cosas muy interesantes. Y así fue. El recorrido
estuvo lleno de curiosidades. Me sorprendió mucho, por ejemplo, el espacio
donde reposa María Francia, guardiana de los estudiantes. La pequeña casa está repleta de cuadernos,
chemises, carnets y medallas en señal de agradecimiento.
Según te explican en el paseo,
María Francia fue una excelente estudiante de derecho, quien murió mordida por
una serpiente el día de su boda, cuando estaba en el jardín cortando su buquet.
¿Qué de cierto sea esto? No lo sé. Porque según su fecha de nacimiento 07/10/
1905 y su fecha de deceso 15/02/1920, la joven sólo llegó a cumplir 14 años. Lo
cierto, es que las incongruencias poco importan, cuando de fervor se trata.
A su lado reposa, Ismael Sánchez,
mejor conocido como Ismaelito de la Corte Malandra. Para quien no lo conoce,
sorprende ver esas imágenes con pistolas en el cinto. Pero ya sabiendo de qué
se trata, la verdad me decepcionó pues la esperaba más temeraria. No sé si sea
la palabras más adecuada. Pero es la que me viene a la cabeza.
Un poco más allá, un árbol
repleto de casas de maderas y carritos despiertan demasiada curiosidad. Se
trata del “altar” de Victorino Ponce, un albañil que construía casas de madera
para las personas más necesitadas de Curiepe. El lugar donde reposan sus restos
lo resguarda José Ferrer, un hombre con un profundo fervor que se encarga de
mantener ese espacio, luego de que Victoriano se le apareciera en un sueño para solicitárselo,
según el mismo cuenta.
Y así entre estación y estación, se va recabando historias,
imágenes, anécdotas… El paseo es bastante informal. No existe un levantamiento
histórico exhaustivo. No espere conocer los detalles arquitectónicos de los
mausoleos, ni los nombres de los artísticas que realizaron las esculturas que
reposan sobre las tumbas. Sólo es una oportunidad para conocer este espacio con seguridad,
exorcizar los demonios que lo rodean, matar la curiosidad y saldar una deuda pendiente con la ciudad. Así que, por todos lados, vale la pena. ¡Atrévase! Y me cuenta.
Mirelis Morales Tovar
Fotos: Renier Otto
Tal como lo dices tenía mas expectativas con los detalles, estaba esperando esto desde el día que lo dijiste en Twitter
ResponderEliminarSaludos.
Fue bueno acompañarnos. Ahora, a ver si Victorino Ponce nos concede las 4 casas que le pedimos ;) A y S.
ResponderEliminarBuenas, donde se encuentran las citas de los paseos por el cementerio?Gracias
ResponderEliminarHola, para reservar tu cupo sólo debes llamar al 631.3306
ResponderEliminarGracias por escribirme