martes, 1 de diciembre de 2009

Las cosas que odio de esta ciudad...



¿Y DÓNDE ESTÁN LOS REALES?
Que conste que no lo digo yo... Esa célebre frase la acuñó el difunto Luis Herrera Campins durante su campaña presidencial de 1978, en alusión al despilfarro que cometiera su antecesor Carlos Andrés Pérez. ¿Pero qué oportuna suena hoy, no? Esta es la única frase que viene a mi mente cuando veo hoy la gráfica de mi querido Venancio Alcázares en la primera página de El Universal y detallo la cara de desesperación -indignación, rabia o todas las anteriores- de una mujer a las puertas de la sede principal del Banco Canarias.




Esa frase viene también a mí cuando pienso en los 268.000 clientes del Banco Canarias. O los 457.000 personas que tenían sus dineros depositados en el Banpro. Ni hablar de los 2. 223 trabajadores, cuyo sueldo y utilidades se encuentran ahora represadas en el banco. Y quién sabe hasta cuándo, pues eso de los 21 días hábiles no se lo cree nadie.
Trato de entender qué pasó con el sistema financiero. Pero todo me resulta demasiado técnico. ¿Cómo que hace 11 días las autoridades comenzaron la investigación sobre los cuatro bancos a "puertas abiertas" y el lunes informan la necesidad de continuar el proceso a "puertas cerradas? Sólo habría una explicación, según el análisis que hace Francisco Faraco en el artículo publicado por mi compañero Victor Salmerón: obtener los recursos líquidos que tenían estas instituciones y así cubrir a los organismos públicos. ¿Y los ahorristas? Bien, gracias, que se entiendan con Fogade.
Pero mi indignación no se estanca allí. Al conocer la nueva providencia para la obtención de dólares el año que viene, no puedo más que decir MALDITA SEAS CADIVI. No sólo me vas a dar divisas cuándo tú quieras, sino también las que tú quieras. Tú eres quién decide cuánto puedo gastar. Eres el todopoderoso. Y no sólo eso. Ahora también decidirás sobre las operaciones en Internet.
MALDITA SEAS CADIVI, una y mil veces. Porque mientras los banqueros se llenaron los bolsillos -y Antonini abarrotó una maleta- yo tengo que anexar a una carpeta manila marrón con calcomanía, ganchos y otras "pajuatadas" hasta el certificado de niño sano. ¿Y para qué? Para mendigar unos miserables 300 dólares para irme un fin de semana a Colombia. Claro, eso si tengo dónde quedarme, quién me alimente, quién me invite a salir, porque, de lo contrario, ni a la Casa de Nariño puedo ir con 300 dólares.
Por eso hoy, más que nunca, recuerdo al difunto Luis Herrera Campins. Y no por su pepa e' zamuro o por la leyenda urbana de su gusto por los Torontos. Sino por su célebre frase, que mejor quedaría así: ¿Y dónde, coño, están los reales?
Mirelis Morales Tovar
Ilustración: Rayma. Tomada de El Universal
Foto: Venancio Alcázares.


3 comentarios:

  1. QUÉ ARRECHERA! y me disculpas la grosería! Es lo único que sentí mientras leí toda la nota! ARRECHERA!

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  2. MALDITA SEA CADIVI!!!! Nunca mejor dicho.

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  3. A los afectados les sumo quienes contaban con sus tarjetas de esos bancos para viajar... no sólo por placer, sino por enefermedad u oportunidades únicas para ver a la familia que está lejos, porque con la "maldita" providencia, la historia empeora el año que viene. Supongo que, como no pensaron en los trabajadores ni los ahorristas, tampoco en quienes necesitaban salir del país. claro que no, eso es de oligarcas... qué desgracia... esta mañana escuchaba a laureano marquez diciendo en la radio que iba a promover un pequeño paris en acarigua y un mini canadá en el pico bolivar... que triste, sera eso lo que nos sale de verdad? maye albornoz

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