viernes, 9 de abril de 2010

Las cosas que me encantan de esta ciudad...




Palma bendita llegó
con el diablo a cuestas
Los diablos de Yare auguraron junto a los Palmeros de Chacao la llegada de la lluvia

Un repique de tambores precedió la bajada de los Palmeros de Chacao. Un sonido fuerte, vigoroso y contagiante arropó la entrada de Sabas Nieves. Eran los diablos danzantes de Yare, quienes acudieron por primera vez a recibir la llegada de la palma bendita, con un objetivo: solicitarle al Santísimo Sacramento que traiga la lluvia a la montaña.
Su presencia saturó de espiritualidad la tradicional llegada de los palmeros. Verlos danzar en retroceso y saber que lo hacían para no darle la espalda al cuerpo de Cristo le confería otro significado a lo que el público presenciaba. Entender que sus máscaras iban a ras de piso en señal de reverencia ante el Santísimo que llevaba en sus manos el sacerdote ratificaba que se estaba ante una tradición sagrada.
Pero a la vez su presencia llenó de colorido el evento. Sus trajes rojos, sus máscaras multicolores se combinaron en perfecta armonía con el verdor de las 500 ramas de corozo que los palmeros trajeron desde Cúpira, Salmerón y San José de Barlovento, en razón de la sequía. De esa manera, dos grupos, dos tradiciones y dos maneras de vivir la fe se juntaron en Chacao para recibir la palma bendita, que en este ocasión se le dedicó al valor de la vida.



"Este año le dedicamos la palma a la vida, lo más grande que tenemos", comentó Ramón Delgado, a quien se conoce como el palmero mayor. "Somos los seres humanos quienes perdemos la cabeza y atentamos contra la vida. Ya no es la peste la causa de la muerte. Por eso queremos paz y felicidad para todos los habitantes de este país. Que esta palma sea una protección para la vida", acotó.
Unos 90 "palmeritos" con sus ramas al hombro encabezaron la procesión, como los garantes de la continuidad de una tradición que lleva casi 240 años. Los pequeños iban respaldados por la presencia de los palmeros mayores, quienes sin importar su edad cumplen con la promesa de al menos cargar la palma bendita que le traen sus compañeros hasta la iglesia de San José de Chacao.
Atrás le seguía el resto de los palmeros. Más de 200. Muchos de ellos bronceados por el inclemente sol que este año tuvieron que pasar en tierras mirandinas. Uno que otro con heridas en los brazos por el esfuerzo que implicó la poda de la palma. Pero todos satisfechos por la promesa cumplida.
"Ciertamente pasamos mucho calor", comentó Jesús López. "Aparte, esta palma era demasiado alta y como era muy tupida al sacudirla nos conseguimos con mucho bachaco amarillo, arañas o culebras. Eso no lo conseguías en las palmas del Ávila. Pero la protección de los muñecos (palmeros fallecidos) se mantuvo y ninguno salió picado. Creo que lo importante es que los palmeros demostramos que estamos más unidos y muy conscientes de lo que le pasa al Ávila".
"Fue una experiencia muy distinta y aleccionadora sobre el valor que tiene el Ávila para la tradición de los palmeros", comentó el alcalde de Chacao, Emilio Graterón, quien tiene cinco años participando. "La palma real que sólo se da en el bosque tiene un valor en sí misma. Lo que te dice claramente que no se trata solo de una tradición religiosa sino también un esfuerzo por el medio ambiente. Creo que no haber ido a la cueva le restó valor espiritual. Pero las ganas de vivir la tradición era más grande y ello evitó que se rompiera el esfuerzo de casi 240 años", acotó.
Durante su peregrinación, los palmeros recibieron homenaje de diferentes agrupaciones culturales del estado Miranda y de la comunidad de Chacao, en un gesto de respeto por su afán de preservar la tradición y conservar la montaña.


Mirelis Morales Tovar
EL UNIVERSAL
Fotos hermosas de Kisaí Mendoza

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