martes, 27 de abril de 2010

Las cosas que reflexiono en esta ciudad...



Caracas de amor y de odio

La amamos, pero la odiamos. La maldecimos, pero la añoramos. La halagamos, pero la maltratamos… Es una relación enfermiza la que existe entre Caracas y su gente. Incomprensible, Incoherente. Pero así vivimos aquí. En medio de un juego perenne de lados contrarios: Amor y odio. Calma y miedo. Alegría y tristeza. Viejo y nuevo. Belleza y fealdad. Trabajo y ocio. Apego y desarraigo.
“Hay una relación de amor-odio hacia esta ciudad”, comentó Rubén Monasterios, autor del libro la Caraqueñidad, en un conversatorio en la II Feria de la Lectura que se realiza en la Plaza Francia de Altamira. “Existe una relación parecida a la que se tiene con una mujer mala, que te maltrata y con la que siempre vuelves (…) No sé, pero es casi imposible dejar de amar a esta ciudad”.
Es ese verdor, que no puedes disfrutar en otras ciudades. Son sus edificios de épocas pasadas. Es su gente, siempre tan conversadora. Es el triar de los pájaros en la mañana. Es el Ávila y el espectáculo que nos brinda. Pero es su tráfico; infernal y desesperante. Su inseguridad, temeraria y desafiante. Sus servicios deficientes, sus malos tratos, su indigencia, la poca calidad de sus espacios públicos y otras tantas cosas más.
“Pero a pesar de todo… Caracas es bella. Es una hermosa ciudad”, afirmó Monasterios. Y otras voces lo secundan: “Amo a Caracas. La amo. Y hay amores que matan”, afirmó @carledonia. “Como dice @atiksonlabanda: ciudad infame, déjame vivir en paz. Cada día muere uno más”, acotó. “Yo la amo, pero me hace llorar”, agrega @valentinalares. “Es posible dejar de amarla, pero uno es necio, terco y fiel”, añade @briaguayanesa.
¿Qué me seduce de esta ciudad? Su nobleza, porque a pesar del abandono siempre muestra lo mejor de sí. Su gente, pues aún consigues personas que son capaces de contarte su vida, sin siquiera conocerte. Y eso me encanta. La capacidad de reír del caraqueño, la afinidad que crea con el otro a través del béisbol, su gusto por la música, su capacidad de aventurarse, el placer que siente por la buena comida, lo receptivos que somos con el extranjero. Por decir algo.
¿Qué no me gusta? Muchas cosas. Pero sobre todo, la violencia. El uso ofensivo de la palabra, el irrespeto hacia el otro, las acciones malintencionadas, el descaro, la viveza. Defectos que no son inherentes de la ciudad, sino de unos cuantos que se hacen llamar ciudadanos. Por eso, todavía le tengo fe a Caracas. Por eso, apuesto por ella. Por eso, la amo y la defiendo. Y espero que sea así siempre, a pesar de todo…


¿Y usted, qué siente por Caracas?

Mirelis Morales Tovar/ @mi_mo_to

Foto:http://pedrodomingo.blogdiario.com/img/CaracasVistaGeneral.jpg

5 comentarios:

  1. He conocido varias ciudades, y sin duda alguna es una de las que más me gusta. Amo ver todos los días el Ávila desde mi casa y mi ofi. Sin embargo una de las que cosas que me ha dejado de gustar, es la gente, antes podía discriminar en quien podía confiar por lo menos para preguntarle algo, ahora se me ha hecho difícil, no confío en nadie. Eso me entristece enormemente.

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  2. Un post necesario, de esos que quisieras leer con mas frecuencia. Sobre todo para quienes la transitamos y ahora nos toca extrañarla.

    Salud

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  3. Quisiera incluir un comentario su cuidades son hermosas pero el llamado socialismo quiere arruinarlas con sus enomes propaganda y creando la divicion recuerden divide y venceras incertan inteligencia en los partidos opositores y crean divisiones estudien bien lo de Cuba y van a tener sus respuestas tambien recuerden que la inteligencia cubana solo se a dedicado en 50 años a mantener la dictadura y si los venezolanos no se ponen las pilas lo cubanos que ya mandan en su pais se quedaran por siempre.

    Un cubano mas

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  4. a pesar de todo CARACAS TQQJ
    http://vimeo.com/5201624
    http://www.youtube.com/watch?v=YbL2VDaGGxw

    PRONTO EN CINES! (cuando consigamos patrocinantes)

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  5. Creo que las ciudades se tienen que amar de esas forma (esa contradicción de amor-odio) pero eso sucede con todas. Las ciudades uno las ama y las padece, quien diga lo contrario es que no es capaz de tener un pensamiento más crítico. Amar, como aman (muchas) las madres a sus hijos, que no logran ver sus defectos... no es la realidad.

    Yo nací y viví un tiempo en Caracas, cada vez que la visito, odio no poder cruzar una calle en paz, sin temor a que me atropellen.
    Por otro lado, eso que menciona el autor, poder hablar tan fácilmente con la gente es maravilloso. Su clima, por otro lado, es una delicia, y claro, el Ávila, los más mágico.

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