Maldita costumbre
Costumbre: Hábito, modo de hablar, de proceder o conducirse,
que se adquiere por repetición de unos mismos actos.
2. Práctica muy usada que adquiere fuerza de precepto.
3. Lo que por carácter o propensión se hace más comúnmente.
Somos un país costumbrista. Si, pero no porque nos guste preservar nuestras costumbres, sino porque nos acostumbramos a todo. ¿En ese caso debería decir conformistas? Creo que a esta altura da igual.
Nos acostumbramos a que no exista alternabilidad de poder. Tanto, que llevamos 11 años con el mismo carajo.
Nos acostumbramos a que no haya independencia de poderes. Tanto, que vinos como normal que el presidente del CNE se convirtiera en directivo del PSUV y luego en alcalde de Caracas.
Nos acostumbramos a la delincuencia. Tanto, que ante cualquier robo ya decimos: "da gracias que no te paso nada".
Nos acostumbramos a los asaltos en las autopistas. Tanto, que ya manejamos con la cartera en el asiento trasero y con el teléfono escondido.
Nos acostumbramos a las carpetas de Cadivi. Tanto, que ya las librerías te venden el “Combo” de carpetas marrones, separadores, ganchos y afines.
Nos acostumbramos a la escasez. Tanto, que cuando conseguimos servilletas le llevamos un paquete a mamá y guardamos otro por si acaso.
Nos acostumbramos al racionamiento de luz. Tanto, que tenemos velas en cada rincón de la casa y ya sabemos dónde encontrar la linterna en caso de un apagón.
Nos acostumbramos al racionamiento de agua. Tanto, que ya aprendimos a bañarnos en menos de tres minutos. Como no, si con la perolita no nos da para más.
Nos acostumbramos a las infernales colas. Tanto, que el tráfico es quien determina nuestra hora de salida.
Nos acostumbramos a hacer colas para todo. Tanto, que ya vamos preparados con sillas, paraguas y hasta provisiones.
Nos acostumbramos a la restricciones a los medios. Tanto, que ya nadie se acuerda de Rctv ni de CNB.
Nos acostumbramos a las injusticias. Tanto, que pocos recuerdan a Simonovis, Forero, Richard Blanco, Gustavo Azocar.
Nos acostumbramos a la arbitrariedad. Tanto, que impusieron a Jacqueline Farias y nadie se dio cuenta.
Nos acostumbramos a la corrupción. Tanto, que ya sabemos que existen DOS MIL formas de resolver una multa de tránsito.
Nos acostumbramos al mal funcionamiento de los servicios públicos. Tanto, que si nos toca un vagón del Metro sin aire acondicionado, de inmediato sacamos del bolso el abanico que tenemos guardado para esas ocasiones.
Nos acostumbramos a los malos tratos. Tanto, que si nos atienden bien en un local dejamos una buena propina o le llevamos un cafecito a la secretaria por llamarnos “mi amor”.
Nos acostumbramos a ir más de tres veces a una oficina pública. Tanto, que al final terminamos siendo panas del funcionario que nos reboto la carpetita tres veces porque siempre faltaba algo.
Nos acostumbramos a las improvisaciones. Tanto, que nos calamos por más de un año la trocha de La Guaira.
Nos acostumbramos a que nos quiten la identidad. Tanto, que sin darnos cuenta ya hablamos de la estación Miranda, del Parque Nacional Waraira Repano, del Día de la Resistencia Indígena.
Nos acostumbramos a los despojos. Tanto, que poco importó que se adueñarán del Ávila Mágica o del Sambil La Candelaria.
Nos acostumbramos a las marchas y a las huelgas de hambre. Tanto, que es la única estrategia que se le ocurre a la oposición.
Qué daño nos ha hecho esta MALDITA COSTUMBRE...
Mirelis Morales Tovar
Pd: Mi ausencia se debe a que estoy de vacaciones. Pd2: Les debo la foto.
Como siempre demasiado bueno, demasiado cierto....
ResponderEliminarTotalmente conformistas. De hecho con los apagones más de uno debe estar pensando cómo se compra una planta eléctrica para no sufrir en su bola de cristal. Por esos acomodos es que estamos mal y vamos hacia peor...la lucha no puede ser de uno, sino de muchos. Lo que hoy vive Caracas pasa en Anzoátegui desde el 2005 y nadie hace o dice nada. Se los digo yo que lo viví en carne propia. yeyé
ResponderEliminarEs una desgracia tener que darte la razón en muchas cosas, pero no creo que sea tanto la costumbre como un imaginario de protesta.
ResponderEliminarFui a EPA hoy y allí todos se quejaban, todos resentían la herida del racionamiento, pero ciertamente comprarse las linternas y las velas es, cuando menos, lo más parecido a acciones de previsión que conocemos.
Ya todo ese cuento me lo sé de memoria y no resuelve nada. Creo que lo más lamentable de toda esta situación es que nos hemos acostumbrado a escuchar quejas y críticas y pocas propuestas que puedan mejorar nuestra calidad de vida. Quisiera leer o escuchar más propuestas: cómo cambiar el modelo de conducta del venezolano, cómo crear conciencia sobre el respeto y la aceptación del otro (extranjero, personas de pocos recuersos, personas de color) cómo ser menos egoistas etc... Ojalá algún experto sociólogo, educador, psicólogo, etc, pueda hacer una propuesta para moldear la indiosincracia del venezolano. Muchas gracias
ResponderEliminarCiertamente una acción es necesaria. Una propuesta que nos haga mejorar como sociedad. Yo empezaría por empatía y amor al trabajo.
ResponderEliminarSi, pero tambien nos acostumbramos al Blackberry( porque todo el mundo tiene que tener uno, si no, no estas en nada...) Nos acostumbramos a pagar las cirugias plasticas en comodas cuotas. Nos acostumbramos a que la gasolina es mas barata que el agua mineral y eso nadie quiere cambiarlo...
ResponderEliminarNo soy ni de gobierno ni de oposicion, soy yo, y creo que mientras que el venezolano no cambie su forma de pensar, actuar, y sacrificarse un poco en lo que verdaderamente importa, el costumbrismo o conformismo, como prefieran llamarlo, es lo unico que nos queda.