Caracas desde el helicóptero
de Traffic Center
de Traffic Center
A Patricia Rosas Godoy.
Simplemente GRACIAS!!
Lloré. Y no me da vergüenza decirlo. Ver a Caracas desde arriba. Así, en todo su esplendor, fue íncreible. Y ante eso no se puede reaccionar de otra manera. ¡Hay que llorar!
No sentí vértigo (cosa extraña en mí). Lo que tenía era una emoción indescriptible. Cuando despegas y comienzas a mirar hacia abajo, Caracas se te devela como una ciudad inofensiva, pero a la vez inquieta. Desde arriba todo es silencio. Pero el movimiento de la ciudad se muestra indetenible.
Sus vías parecen a lo lejos venas, por donde circulan cantidades inumerables de carros que le dan ese dinamismo propio de las grandes urbes. El distribuidor La Araña se ve como un mounstruo que extiende sus extremidades para dominar un área de la ciudad. Y decir, aquí estoy yo.
Desde arriba, la obra de Carlos Raúl Villanueva se magnifica. Allí es cuando reconoces que no hay nada más hermoso en Caracas que la Ciudad Universitaria. Descubres que el Jardín Botánico y el Parque Los Caobos le regalan a Caracas un verdor que sólo se percibe desde el aire. Y admites, desde allí, que el espectáculo de luces que nos regala la fuente de Plaza Venezuela no tiene nada que envidiarle a Montjuich