La Petare que construí en un sueño...
Conozco poco el Casco Histórico de Petare. O mejor dicho casi nada. Pero basta merodear por allí para darse cuenta lo hermoso que podría ser ese lugar. Sus calles de piedras evocan el recuerdo de otra época. Juro que casi se podría escuchar el sonido de las carretas pasar. Sus casas coloniales con sus ventanas de hierro y sus puertas de madera nos recuerdan la existencia de vida más allá de nuestro tiempo. Su iglesia imponente. Su plaza Bolívar. Sus callejones... Es un espacio congelado en un siglo pasado, en el que me hubiese gustado existir.
Pero algo nos trae a la realidad. Una bandera ondeante del PSUV como símbolo de victoria por la toma de la sede la Alcaldía de Sucre nos sacude la nostalgia. Es ese símbolo rojo en los ventanales de lo que por derecho debería ser el asentamiento del poder municipal. Es la basura que inunda la plaza. Es la indigencia que merodea por las esquinas en busca de comida. Es la sensación de miedo que reina en el ambiente por la ausencia de personal de seguridad. Todo ello -y más- rompe con el encanto de aquel lugar.
Por eso, aplaudo la iniciativa de la Alcaldía de Sucre de llevar el programa “Rescatando Lo Nuestro” al Caso Histórico de Petare. Supe que durante 30 días se realizarán trabajos de limpieza y reparaciones en general que ojalá ayuden a devolverle la vida a este lugar. Según Carlos Ocariz, en un mes estará lista una estructura para brindar mejor seguridad en la zona colonial, que, a su juicio, será novedoso e impactante.
Eso está muy bien. Pero creo -humildemente- que se necesita un poco más. Promover actividades. Reactivar el comercio. Organizar eventos cultural. Cerrar el paso de vehículos y convertir el casco histórico en una zona peatonal. Involucrar a la comunidad en el rescate del espacio. También podría ser parte de esa recuperación. Digo yo.
Lo bueno es que el rescate se inició. Ahora quiero soñar y pensar que algún día el Casco Histórico de Petare podría parecerse al pueblo de Usaquén en Bogotá. Una zona turística donde se pueda caminar, ver tiendas artesanales, tomarse un café, comer o ver espectáculos culturales en el medio de la plaza. ¿Por qué, no? La actividad comercial o cultural y la toma del espacio público por parte de los ciudadanos es lo único que puede hacer alejar el miedo y devolverle vida a la ciudad. Y saben qué, soñar aquí no cuesta nada.
Mirelis Morales Tovar
Fotos: Carlos "Caque" Armas
¿Qué te puedo decir yo, un humilde anónimo? Me encanta tu blog, lo leo con frecuencia y me ayuda a sobrellevar la sensación de desamparo que ma causa amar a esta ciudad.
ResponderEliminarLa verdad no conozco el casco históricod e Petare por cuenta propia, pero ojalá (y con al aydua de Ocaríz y de quien se atreva a dar la mano) llegue a conocerlo pronto... Si las cosas siguen así puede ser una buena promesa de a futuro.
Salud.
Ricardo Anónimo.
La entrada anima a rememorar un capitulo personal. Hace como 6 años ví clases de guitarra en la Fundación Bigott ( quinta que está enfrente de la iglesia), iba los sábados, pero una vez fui entre semana...en la tarde, a golpe de 5pm... y ¿saben qué es mágico? estar en esa casa de tejas, con vista al Ávila y el reflejo de un sol anaranjado mientras tocas guitarra clásica y escuchas las melodías de tus compañeros, de verdad esa imagen( junto con el sonido) la recuerdo con mucha gratitud. Yo se lo que es transitar a diario por Petare ( esquivar motorizados, buhoneros, cuidar tu cartera, etc) , y para mi era increíble sentir calma justo en el epicentro natural del caos...conclusión: al casco colonial tanto el bullicio como las cornetas no llegan, estás como en una cápsula, hagan la prueba. Ojalá se rescate el área, se incentive un trabajo efectivo entre autoridades y vecinos, porque al final los espacios son de la gente y como ciudadanos hay que hacer uso de ellos.
ResponderEliminarUn gran saludo desde otras tierras!